Cuento escrito por: Nicole Mateo
Fecha: 31/10/2021
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Nos mudamos…
Luego de lavar los trastes y de limpiar el fogón, mamá comenzó a recoger todas nuestras cosas, mientras papá les daba las instrucciones a los señores del camión. Eran tres, el más joven lucía bastante trabajado y cansado. Los otros dos parecían dichosos de haber sobrevivido a la resaca de una larrrrrrrga noche…
— ¡¡Lucho, diles que tengan cuidado, por favor!!, recuerda que ahí están las vajillas de cuando nos casamos — le dijo mi mamá a mi papá, quien sin poco disimulo custodiaba todo.
— Usted ordena, mi jefa — papá y mamá son dos juguetones que viven en un eterno noviazgo, en su inagotable luna de miel. A mí me gustaría alcanzar ese nivel de complicidad que tienen ellos dos…
Me haré el dormido porque papá y mamá no me avisaron con antelación. Exijo que me respeten. Esto me ha tomado el pelo, ¡menuda sorpresa je,je,je!
Quiero quedarme aquí para siempre, que se vayan sin mí. Yo me encargaré de ser el guardián.
— ¿¡Y ahora quién cuidará los tesoros que guardo aquí!? — se dijo Minguito para sí.
Casa vendida…
En el barrio ya nada es igual. Ya no quedan los mismos vecinos, algunos ya desaparecieron, otros lo abandonaron y los que quedan son irreconocibles.
Murió la señora de la esquina que recibía todas las primicias del lugar. Sus hijos le sobreviven y andan en un papeleo legal para quedarse con la casa.
Ya no queda el legado de don Milciades, la pulpería ya no está, fue reemplazada por un complejo de hermosos apartamentos que no guardan distancia y que todo lo anuncian. Sus paredes son de vidrio y las ventanas son de goma, pero las personas que los habitan son distintas, cada una en sus cosas, cada una en sus quehaceres, nada les importa.
La casa, la casita de zinc, mi casita querida ya no está y con su partida se ha ido todo lo que en ella viví, mis primeros suspiros, mis tesoros escondidos, los aros, la bici azul claro, la cuerda de saltar, el sonido de la lluvia, mi mata de almendras, ¡ay, mi mata de almendras!
Mi primer amor…
La casa está vendida y yo vivo en cuatro paredes insípidas, incoloras y lejanas…