Mi madre, la pacifista, la mediadora

Es un artículo muy personal dedicado a los dotes pacifistas y mediadores de mi madre.

Las personas más cercanas a mí (a pesar del paso del tiempo y sus lecciones que han disminuido mi sensibilidad) saben que soy muy expresiva, mi madre es una de ellas. A pesar de que no me gusta exponer a mi familia en las redes sociales, porque se han convertido en un campo de concentración, quiero aprovechar este espacio, mi espacio, para resaltar cualidades positivas de mi madre.

Así como para cada madre todos sus hijos parecen seres que vienen desde la mismísima divinidad, algunos hijos suelen ver a su madre con cualidades que desde los ojos de un espectador objetivo provienen fuera del ámbito terrenal, por lo que cualquiera pudiese pensar que este es un escrito cargado de mucha subjetividad.

Desde mi adolescencia temprana soy una persona de un carácter y temperamento bastante fuerte, en ocasiones muy introvertida y reservada, puesto que no hablo de todo ni con todos, mientras los demás hablan yo prefiero permanecer en silencio, solo opino si me siento cómoda o considero que mi opinión es mejor que el silencio.

Mientras que mi madre (y no a causa de su profesión) es mucho más reflexiva, siempre busca el punto intermedio para que todos estemos conformes con la decisión tomada. Mi madre es de esas que buscan la paz por encima de imponer razones o ganar debates. Es la que siempre apela a la serenidad. Mi madre, la pacifista, la que siempre ha sabido mediar. Mi madre nunca ha elevado el tono para corregirme ni me ha proferido improperios aunque note que estoy en medio de una difícil situación que me impida razonar, mi madre me lleva a la meditación, sin decirme lo que yo quiero escuchar, mi madre siempre apela a la paz.

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